¿Qué es el CBD?

El CBD (o cannabidiol) es uno de los cannabinoides más eficaces de los 110 cannabinoides presentes en las hojas del cáñamo y del cannabis.

Las plantas del cáñamo contienen una alta concentración de CBD. Este poderoso compuesto promueve el equilibrio entre distintas sensaciones y respuestas del organismo, por ejemplo, el sueño, el dolor, las emociones, la respuesta inmunitaria, y otras funciones orgánicas.

Las moléculas de cannabidiol existen en la naturaleza desde hace millones de años, pero su descubrimiento tuvo lugar hasta 1940, cuando un químico estadounidense, Roger Adams[1], analizaba la estructura molecular del cannabis. Se trató, de hecho, de la primera persona que aisló la molécula de CBD.

Roger Adams (a la izquierda), pionero de la síntesis del CBD, mientras investigaba el proceso de aislamiento de este compuesto en el año 1940.

Desde el año 1970, diversos científicos han conducido diferentes estudios con el objetivo de establecer la interacción del CBD con el organismo humano.

El científico judío Raphael Mechoulam realizó el primer experimento oficial de CBD con personas en el año 1978[2] (hoy en día recibe el nombre de “el padre del CBD” y permanece vigente en el campo de la medicina cannábica).

Dr. Raphael Mechoulam, científico judío a cargo de los primeros experimentos del CBD entre la población humana en el año 1978.

Su equipo administró una dosis diaria de 300 mg de aislado de CBD a un grupo de ocho personas durante un período de 4 meses y observó los efectos del aislado contra la epilepsia.

Los resultados fueron asombrosamente positivos. Cuatro de los pacientes epilépticos dejaron de experimentar ataques, mientras que se observó una disminución en la frecuencia en tres pacientes (lo anterior condujo a la fabricación del medicamento antiepiléptico Epidiolex, 30 años más tarde).

El estudio no estuvo exento de polémica (como la mayoría de los temas relacionados con el cannabis), pero generó bastante curiosidad por el ingrediente CBD en la esfera pública. Como consecuencia, también dio paso a una cadena de nuevos estudios.

Un estudio realizado en el año 1988 por el científico estadounidense William Anthony Devane demostró [3] que nuestros sistemas neurológico e inmunológico contienen múltiples de los denominados receptores endocannabinoides CB1 y CB2, los cuales son reactivos tanto a los endocannabinoides (sintetizados por nuestro organismo) como a los fitocannabinoides (sintetizados por las plantas).

El componente psicoactivo del cannabis, el THC, se une a ambos receptores, lo cual provoca mareos y ansiedad.

El CBD, por su parte, funciona de forma diferente. No se une a ninguno de los dos receptores, sino que favorece una mayor eficacia por parte de los endocannabinoides.

Los endocannabinoides mantienen un equilibrio permanente y a largo plazo en nuestros sistemas neurológico e inmunológico, los cuales a veces reaccionan con demasiada sensibilidad a las influencias negativas de nuestras vidas, es decir, enfermedades, lesiones, tensión física y mental, malas compañías, por citar algunas.

Los endocannabinoides funcionan bastante bien en condiciones normales, pero no consiguen mantener el equilibrio deseado en algunas situaciones extremas.

Por lo tanto, el CBD se significa como un importante pacificador cuando las situaciones se descontrolan.

Los complementos alimenticios con CBD son muy apreciados, en particular para restablecer el equilibrio de las funciones o de las reacciones físicas y mentales cotidianas, por ejemplo, el sueño, el dolor, las emociones, o la respuesta inmunitaria, por mencionar algunas.

Si bien hay únicamente unos pocos medicamentos con CBD que ya cuentan con aprobación oficial, y el precio de todos ellos es muy alto, encuestas realizadas en el año 2019 mostraron que 7 % de la población estadounidense ya utiliza el CBD de forma regular, sobre todo como complementos alimenticios o productos cosméticos.

Debido a su creciente popularidad, el cannabidiol ya se puede encontrar en todo tipo de presentaciones: Aceites, cápsulas, cremas, bebidas, café, gominolas y varias otras, de modo que cada persona pueda elegir su presentación preferida.

Los aceites y las cápsulas suelen componerse de extracto de hoja de cáñamo, el cual dispone de un espectro completo o amplio de cannabinoides (con excepción del THC), terpenos y flavonoides. Mientras tanto, otra clase de productos con CBD a menudo incluyen cristales aislados de este componente.

Es importante mencionar que el CBD no es adictivo ni produce efectos narcóticos sobre el organismo, por lo que su consumo es seguro. La OMS confirmó este hecho en el año 2018. [4]

[1] https://pubs.acs.org/doi/10.1021/ja01858a058

[2] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/351429/

[3] http://molpharm.aspetjournals.org/content/34/5/605.long

[4] https://www.who.int/news-room/questions-and-answers/item/cannabidiol-(compound-of-cannabis)

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